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Accesibilidad en cocinas

Lunes, 29 Abril 2013 08:45 Escrito por  Antonio Corbalán Pinar Visto 2390 veces
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accesibilidad cocinaLa reforma de una cocina estándar para que pueda utilizarla una persona con discapacidad es un paso necesario para alcanzar la normalización de una vida independiente de una persona con diversidad funcional, o al menos, que esa independencia se consiga lo máximo posible.

Es por eso que, si una persona no puede cocinar porque los muebles de la cocina no lo permiten o porque todo se encuentra en un lugar inalcanzable, se depende de que otra persona te asista en el fisiológicamente necesario acto de comer, bien porque prepare la comida, bien porque te dé de comer literalmente hablando.

Es por eso que el acto de cocinar y todas las actividades relacionadas, deben buscarse en la medida de las posibilidades reales de cada persona. Mi mujer por ejemplo, con una lesión medular pero con posibilidad de cortar, pelar, fregar, manejar utensilios, me exije una cocina accesible en un grado distinto a un amigo, con una tetraplejia, en la que el movimiento de "pinza" de las manos le está imposibilitado y que casi no puede manipular alimentos, aunque sí entrar a la cocina a comer, por ejemplo.

Como podéis comprobar, las exigencias más importantes no derivan de una discapacidad muy severa, sino de una discapacidad, que induce una movilidad reducida, pero que permite ciertas acciones.

Entrando en materia, lo que en todas las estancias de una vivienda se debe controlar antes de nada es, la puerta de entrada, para que sea lo suficientemente amplia para poder pasar (90 cm libres de paso) y que una vez dentro, se pueda deambular de forma cómoda.

Particularizando para una cocina, cualquiera que haya preparado la comida con regularidad sabe la importancia de una distribución eficiente en la cocina, de manera que se comience el recorrido por el frigorífico (o la zona de almacenamiento de comida), pasando posteriormente a una zona de trabajo, la de cocción y por último fregadero o lavavajillas y que entre estas zonas, exista la mínima distancia posible para que no se recorran distancias inútilmente.

Para el caso de cocineros con movilidad reducida, esta eficiencia en la distribución es más importante, pudiendo a su vez distinguir entre dos zonas principales (más o menos) en las que la zona de trabajo consta de una bancada con la parte inferior libre de obstáculos y una zona de almacenamiento.

La distribución de la cocina dependerá de la forma de la estancia y, mientras se pueda distribuir de manera que se pueda asegurar una deambulación adecuada de la persona con discapacidad, son aceptables diversas formas.

El espacio diáfano debajo de la zona de trabajo debe tener una altura aproximada de unos 70 cm para poder mantener una postura correcta y meter la silla debajo. Se debe cuidar la posición de las tuberías de desagüe y sifones bajo el fregadero.

Para la zona de almacenamiento (que también puede admitir lavavajillas, horno,...) la altura de los muebles oscilaría entre los 80-90 cm y también podemos optar por patentes que permiten muebles que son ajustables en altura mediante distintos mecanismos, aunque su precio es bastante alto.

La galería, donde se ubica la lavadora y la secadora habitualmente, debe tener una anchura suficiente para disponerlas en una zona baja para sillas de ruedas (o acceso frontal en caso de bastones) y que podamos llevar la ropa y movernos de forma cómoda. En esta zona, además, es donde se dispone el calentador en muchas viviendas, debemos pedir que lo pongan a una altura adecuada, aunque recomiendo que se utilice un termo eléctrico, se evitan muchos problemas.

La zona de trabajo admite disponer los utensilios de mayor uso y los muebles deben tener mecanismos que faciliten la apertura y el cierre, como tiradores que se adecuen al tipo de presión que tenga conservada la persona en particular.

En este tipo de estancias es muy conveniente controlar la altura y número de enchufes y llaves de paso, ya que en la obra lo suelen poner en lugares un tanto alejados del ámbito de alcance de una persona en silla, por ejemplo. La altura dependerá de la que el propio usuario necesite, dependiendo de sus necesidades específicas.

También es necesario controlar el tipo de llaves de accionamiento de grifos, siendo los de monomando los de más fácil manejo.

Por último, decir que existen numerosas ayudas técnicas que permiten conseguir que el trabajo de la cocina sea más fácil, como agarradores para sitios altos, peladores, abrebotellas, cortadores...


 

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